
Teresa Wilms Montt, una mujer adelantada para su época,
proveniente de un círculo social de elite, en donde ella debía ir acompañando
al marido, nunca figurando. Ella rompe con las reglas y le arrebatan sus hijas,
la encierran en un convento.

Un caso más reciente es
el de Isabel Allende, no querían darle el premio nacional de
literatura por tener nacionalidad estadounidense. Siendo que, anteriormente se les
ha dado el premio a Roberto Matta y a Claudio Arrau.Mientras, otros protestaban
que su obra fue escrita no en Chile, dan risa estos comentarios sexistas, absolutistas.
Nací con la férrea necesidad de escribir, es lo que me salva de la locura entre otras
cosas. Concursos literarios, talleres literarios hasta ahí nada hacía presagiar
lo que me esperaba.
Decidí escribir un libro, el lugar más lógico y cercano: la
biblioteca del museo de medicina. Me acerco al mesón y un Sr me dice ¿y Ud. que es? –Soy técnico en enfermería Seguían
las preguntas ¿y para que quiere el material? …Cuando me atendía la mujer, ella
mucho más amable. Me decía: Oh no, mujer, escritora, no soy doctora, sicóloga ni menos universitaria.
A los universitarios y profesionales, si les dan una atención personalizada. Si
vuelvo a tener un problema en este lugar, iré a reclamar con sus superiores.
Todos tenemos derecho a usar las bibliotecas públicas.
Meses después, fui a
la sala de investigadores de cierta biblioteca.
Me dejaron pasar una, dos veces. A la tercera, me dijeron que debía tener una
credencial ¿Srta. es usted universitaria?.Otro Sr intervino y dijo:- No lo es, pero tiene
muchas ganas en lo que hace. Y ja ja
ja, no me pregunten cómo, pero ¡BINGO! , obtuve mi credencial.
El año pasado,
presenté un trabajo acerca del hospital
“Carolina Doursther” y un Señor
me dice, este trabajo debió presentarlo don José (así le llamaremos) y
yo le dije- Pero si Yo lo escribí, no
él. Es cierto, Don José me proporcionó la información, pero eso no da derecho
para que éste presentara el trabajo en
mi lugar, inhalé y exhalé profundo…
El otro día le
comentaba a un Señor, quien se dice un digno admirador de Gabriela Mistral
.Bien, yo escribo un libro-¿y por qué
quieres escribir un libro? ¿ Te lo publicaran?.Fue como si me dieran un
puntazo, y le dije: Porque amo escribir y si, pienso que me publicaran. Rumiando internamente, y responder groseramente. Escribo un libro,
porque me da la soberana y real gana.
¿Ya lo ven? Estamos en pleno siglo 21 aún seguimos con
barreras, impuestas por los pares y
otras personas.
Por las mujeres que me anteceden, las del
presente y las del futuro, sigamos escribiendo y ganándonos nuestro lugar.
Todo esto, me hace batallar con más ímpetu y obcecación . Deseos de vociferar a todo pulmón,
¡¡ no dejaré nunca de escribir!!